Pinto desde la fealdad y para las feas, las marica-bollo-trans, los monstruos, las gordas, las expropiadas de ser sujetos, que no cumplen el binarismo de género, para las abyectas, para quienes los márgenes sean su única posibilidad de habitar y okupar el espacio público. Pero también para las que son consideradas objetos de consumo, fetichizadas; para los hombres que no son ambiciosos, ni competitivos, ni "la tienen grande". Para quienes su feminidad no necesitan llamarla "nuevas masculinidades". Para quien lo queer no es solo una estética con la que mercantilizar, para quien va más allá de un cuerpo canónico. Porque el ideal de unos cuerpos-sujetos que nos ponen delante es posible que sea inalcanzable.